¿Somos conscientes de la salud de nuestra piel? Recordad que implica una aceptación personal de “buena imagen” y ello, no siempre es fácil.
La piel es nuestra cubierta externa, nos protege y nos relaciona con el medio ambiente y con nuestros semejantes. Además es el órgano más extenso y más pesado del organismo.
A partir de los 50 años, nuestra piel se verá influenciada por los cambios hormonales que suframos a partir de esta edad, principalmente con la menopausia: el sebo se encuentra reducido, menor producción de sudor a estímulos psicológicos, incremento de la permeabilidad y reactividad vascular. Además nuestra piel habrá comenzado a pagar la factura por la cantidad de radiación solar recibida hasta el momento presente con la presencia de algunos cambios tales como arrugas, sequedad, manchas, léntigos, queratosis, tumores…
¿Y qué?… No hay que olvidar el arte de envejecer y que la arruga ¡ES BELLA! Aunque de nuestra piel se trate.
Desde el momento de nuestro nacimiento, comenzamos a envejecer por la producción de radicales libres por parte de nuestro propio organismo. Sin embargo, podemos, en parte ralentizar este envejecimiento cuidando nuestra salud en general,aportando a nuestra dieta sustancias antioxidantes, vitaminas, evitando el tabaco, disminuyendo la ingesta de alcohol y por supuesto reduciendo la exposición solar utilizando filtros solares en las horas de maxima irradiación. No hay que olvidar que la radiación solar se acumula como si las horas de vuelo en un aviador se tratase. ¡Y nunca podremos reducirlas…!