En pocos días comenzará el buen tiempo y querremos exponernos al sol, pero ojo, ¿tenemos claro todo lo que hay que saber para estar preparados?
Aunque nos parezca extraño, ¡el sol es necesario para la vida! Mejora el estado de ánimo y participa en la síntesis de vitamina D. No obstante, exponerse al sol sin la protección adecuada se asocia a quemaduras, envejecimiento prematuro y enfermedades cutáneas graves.
El melanoma es un tipo de cáncer de piel que aparece cuando las células llamadas melanocitos se convierten en malignas.
Estas células elaboran un pigmento llamado melanina, responsable del color de la piel, del pelo y del iris de los ojos. La melanina, por su parte, funciona como un fotoprotector evitando que la radiación solar dañe las estructuras o los tejidos del cuerpo. Cuando la piel se expone al sol, los melanocitos producen más melanina como defensa contra la acción de los rayos ultravioleta (UV).
Aunque son diversos los factores que lo provocan, parece ser determinante haber tomado en exceso el sol durante la infancia, no obstante, puede aparecer en personas de todas las edades. Se localiza en todo el cuerpo, y se manifiesta por nuevos lunares o pecas que cambian de tamaño y aspecto.
Hay una serie de factores que aumentan el riesgo de padecer un melanoma, y éstos determinan que existan grupos de personas con mayor probabilidad de desarrollarlo. Entre ellos cabe destacar:
- Tener la piel o el pelo claro.
- Presencia de nevus atípicos.
- Presencia de nevus en una cantidad superior a 40.
- Presencia de nevus congénitos.
- Tener antecedentes familiares de nevus atípicos, de melanoma o de ambas cosas.
- Haber sufrido una o más quemaduras severas por el sol, especialmente si se han producido en la infancia, pues el efecto de la irradiación solar es acumulativo.