En los seres humanos, existe una gran variedad de tonos de piel. El color de la piel puede variar desde un tono blanco rosáceo a tonos casi negros. En general, las personas cuyos antepasados vivían en zonas soleadas tienen un tono de piel más oscuro que aquellas cuyos antepasados vivían en zonas con menos luz solar. El principal determinante del color de nuestra piel y pelo es el pigmento de la melanina.
La melanina es el principal agente fotoprotector natural de nuestro organismo. Cuando nos llega radiación ultravioleta que perjudica nuestro ADN, nuestro organismo genera melanina, cuya función es absorber esta radiación ultravioleta dañina que transforma en energía calórica, la cual resulta inofensiva para nuestro organismo.
La melanina se encuentra en todos los individuos formando combinaciones complejas que dan origen a los múltiples matices de color de la piel. Hay dos tipos de melaninas:
- Eumelaninas: pigmentos de color pardo a negro y proporciona las coloraciones oscuras. La eumelanina es la más abundante de la melaninas en los humanos y sobretodo en la gente con piel oscura. Asimismo, ésta asegura una mejor protección que la feomelanina por su mayor capacidad de absorción de los rayos ultravioletas.
- Feomelaninas: pigmentos de color amarillos o rojo-parduscos y son los responsables de las coloraciones claras. Esta es más abundante en los humanos de piel no muy gruesa.
La melanina es producida en la capa basal de la epidermis, en el interior de los melanocitos. Las diferentes razas humanas tienen aproximadamente el mismo número de melanocitos, pero la diferencia entre las distintas razas es, por un lado, que en las personas con todos de piel más oscura sus melanocitos tienen una mayor actividad celular y por el otro, depende del tipo de melanina producida.
La cantidad y calidad de la melanina producida por el organismo humano determinan el gran espectro de colores y tonalidades que puede observarse en las diferentes razas.