Deseamos estar bronceados y lucir una piel envidiable, pero nos debemos plantear si los rayos solares en exceso aportan beneficios a nuestra piel. Con las primeras exposiciones al sol, hay ciertas patologías que pueden ponerse de manifiesto ya que el sol, como hemos estado explicando en semanas anteriores, actúa como fotorevelador.
Una de ellas es la Pitiriasis versicolor. Se trata de una infección localizada fundamentalmente en tronco, debida a una levadura comensal que se torna patógena en condiciones de humedad y calor favorables.
La pitiriaisis versicolor se debe a un germen, el Pityriosporum orbiculare y al pityriosporum ovale que son levaduras unicelulares comensales de la piel. Es un transtorno frecuente en adultos jóvenes. Las levaduras responsables de este cuadro, son oportunistas y su crecimiento en el estrato córneo se ve favorecido por el aumento de la temperatura ambiental y el uso de aceites bronceadores, por lo que muchos pacientes detectan la aparición de este transtorno tras las vacaciones de verano.
La infectividad de la levadura es muy baja por lo que no es frecuente que este transtorno se contagie a otras personas. Se inicia de forma insidiosa y es asintomática. Por lo general se caracteriza por la aparición de manchas de color variable, claras o más oscuras dependiendo del fototipo del sujeto afecto. Poco a poco pueden crecer y unirse formando grandes placas en torax y abdomen.
Su tratamiento es muy sencillo y hay que tratar también las prendas de ropa que hayan estado en contacto directo sobre la piel afectada. La hipopigmentación a veces, puede persistir hasta que el sujeto no se ha expuesto a los rayos del sol, para broncear de forma uniforme su piel.
En las próximas semana hablaremos de otras patologías que pueden aparecer con los primeros rayos de sol.