La deshidratación es debida a la alteración de la acción del ácido hialurónico y a la menor producción de las glándulas sebáceas.
El ácido hialurónico se encuentra en la dermis y tiene capacidad de absorber grandes cantidades de agua, almacenándola para aportar hidratación a nuestra piel. Además alimenta a los fibroblastos y como consecuencia aumenta la síntesis de colágeno y elastina.
Las glándulas sebáceas producen el sebo responsable del equilibrio hidrolipídico necesario para nuestra piel.
Efecto: El estrato córneo pierde la capacidad de retener agua.
Resultado:
- La piel es áspera y rugosa
- Pérdida de elasticidad.
- Pérdida de tono.